Que la identidad no existe...
Y es que tal vez es sólo coincidencia que la sal sea usada para derretir la nieve, pero quizá ante la duda ambas se encargaron de alejarse lo suficiente la una de la otra y una eligió el mar y la otra elegió la cumbre de las montañas. Porque es que del recorrido entre 0 metros a 5.000 hay más de una historia que nunca será escrita ni contada, ni siquiera mencionada. Que las lágrimas en el mar o en la nieve saben a sal, sobre la arena se vuelven escamas y sobre la blanca montaña se convierten en escarcha. Porque aprendí el inconmensurable valor del silencio, de ese que deja escuchar a kilómetros el ladrido de un perro, el golpe de las olas contra las rocas o el pulso acelerado por el miedo. Que sonrío cuando un bogotano me pregunta -¿y usted de dónde es?-. Que siempre recordaré el sonido de las piedras arrastradas por el Mar. Que siguen valiendo los puntos suspensivos...
Que soy hijo de campesinos y conozco la mata de yuca. Que nunca tendré mejor cámara que la que tengo en la cabeza. Que rajar leña no es tan fácil y después de dos horas el hacha se resbala entre la sangre y el sudor. Que el guarapo sabe mejor cuando uno se lo gana. Que un sombrero vueltia’o puede estar colgado en una casa de bareque de Boyacá. Que Don Quijote y Sancho Panza subieron el gas para cocinar en una mula con hambre y a ninguno le interesa leer su historia escrita, que el headlamp y el camelback deberían ser de los inventos del siglo XX. Que el helado de mandarina con pedacitos de banano sabe mejor si se acaban de bajar las mandarinas del palo. Que quizá aquel alacrán estaba más aterrado que yo y por eso se fue sin despedirse. Que el horno de barro se resiste a derrumbarse y que es divertido puntearle el camino a tu viejo, en su tierra...
Que el camino hacia las montañas se hace casi siempre en silencio. Que el respeto y el miedo se comparten con el parcero que va al lado. Que el frío de la tarde es capaz de producir delirios, de hacer ladrar perros y de hacer rugir motores de autos. Que el vallecito es una muy mala pista entre miles de montañas. Que eso de “hace frío” es bien relativo y los puntos suspensivos se pueden alargar más o menos. Que la sonrisa del parcero al pisar la nieve es la mejor forma de seguir pensando en las altas cumbres. Que tomar agua de “la fábrica” de los Ritak-Uwa's enfría los labios y la boca pero calienta el espíritu. Que el mate nos hace hablar de los viejos y de los recuerdos. Que los Gummi Bears están cordialmente invitados a la próxima vuelta. Que en ese puñado de nieve que se llevó el viento volaron muchos sueños. Que Carlitox tiene una nueva foto sobre el Ritak-Uwa Gris Medio. Que la verdadera cumbre es abajo y hay que guardar ganas para bajar...
Que tengo estómago para comer boli y comer tamarindo con sal y pimienta. Que pronunciar la “R” no es tán fácil para un niño de cuatro años. Que "Mangle" está cada vez más loco y que sería un honor “cafetearlo” algún día. Que en una aguja cabe una isla. Que el pico de un loro es como el pico de un calamar. Que si se come de más la tripa se gasta y por eso uno se enferma. Que para adrenalina no hay que tirarse de un puente sino andar en mar abierto en la madrugada. Que siempre, la Marihuana llega cuando es debido. Que un chinchorro vale 10 barras y es tejido a mano. Que los reyes de esa vaina son Juancho Rois y Colacho Mendoza. Que un pulpo vale 6 barras y no hay que matarlo. Que la cachorreta, el macaví, la macarela y el ojo gordo saben mejor cocinados a leña a 10 pasos del mar. Que Michael Jackson era “no joda, tremendo artista”. Que el motor “tapa cuadrada” era un guerrero. Que para acabar el dulce cae bien un calamar. Que ya casi llegamos, ya vamos por Sisihuaca...
Que quizás a la vuelta nos vemos...