¿Cuál es el impulso hediondo que sustenta esa necesidad casi generalizada de hacer ruido, de ser visibles a la fuerza, de destacar nuestras historias como titulares de prensa, como si las noticias en un país lleno de tribulaciones no fueran suficientes?
¿Por qué la ubicación geográfica, por qué la necesidad de detenerse en medio de la Gran Muralla China para sacar un aparato y regurgitarle al mundo la insignificancia del lugar que ocupan nuestros pies en determinado lugar frente a las historias que pasaron y pasaran antes y después por allí?
¿De dónde aparece esa sensación que dan algunos de estar tachando una lista, con la imperiosa urgencia de buscar una red de Internet en medio del desierto, frente al mar, en una montaña nevada o en la selva para aclarar "en donde estoy yo y en donde no está usted"?
Creo que a la larga el "problema" es que nuestra soberbia y nuestro desdeño por el silencio nos ha traído a la mezquindad de escribir nuestras historias y relatar nuestros viajes aun antes de dejar que el sonido del tren en el que partimos con la mochila a la espalda, se aleje un poco en el horizonte...