Justo aquella tarde tuve esa vieja sensación, mientras jugaba con la armónica en mi bolsillo y fijaba la mirada en la madera vieja de los vagones del subte A. Me apresuré entre la gente y con una fuerza desganada abrí la puerta del vagón y empecé a subir las escaleras hacia la Plaza Miserere al tiempo que secaba las lágrimas de mi barba antes de llegar al cruce de la Av. Rivadavia. Cuando me detuve justo en el borde de la vereda y puse mi mirada en el hombrecito iluminado de rojo se me doblaron las piernas y empecé a escuchar el latido de mi corazón como solía ocurrirme a veces, allí parado sabía que siempre iba a estar irremediablemente perdido, siempre, como aquella vez en las escaleras de mi casa de infancia, iba a gritar con rabia y con lágrimas que yo podía solo...
Esta me gustó mucho... Te ayudo con la corrección de estilo "gratuita", aunque parece que no la vas a necesitar "en demasía"...
ResponderEliminarOpino igual que tú, hay que hacer algo con la letra ;)