sábado, 15 de mayo de 2010

Naturaleza sangre...

...Abrió los ojos. Fue un reflejo instantáneo y coordinado a lado y lado de su cabeza, como si una descarga eléctrica hubiera provocado ese único movimiento en su cuerpo, porque pasarían algunos segundos, largos y pesados segundos hasta que otra parte de su cuerpo reaccionara o produjera la más mínima señal de vida. Sus párpados se cerraron y abrieron por primera vez y la visión borrosa y trémula lentamente empezó a cambiar, aunque ya podía advertir que no había la suficiente luz para que sus desadaptados ojos le permitieran ver más allá de algunos centímetros. Solo alcanzaba a ver el suelo frente a sus ojos, parecía que se movía lentamente alejándose de él y en el horizonte de lo que miraba, que no estaba más allá que de un par de pasos, observó como el suelo que se movía frente a sus ojos caía un escalón minísculo, quizá de menos de 2 milímetros, empezando un suelo diferente al que estaba cerca, más imperfecto.


Pensó que aquel suelo lejano era gris, pero solo fue una idea, sabía que con sus perdidos ojos y con la luz que había sería imposible distinguir algún color. Trajo su mirada otra vez hasta frente a sus ojos y se quedó mirándo largos segundos, a pesar de parecer moverse el suelo que tenía cerca era inmaculadamente liso y alcanzaba a reflejar el brillo de la poca luz que se colaba por alguna parte. Y por un momento se bajo su mirada y vio que el mismo suelo se perdía debajo de su nariz y de su boca, que en ese momento produjo otra señal de vida, estando allí contra aquella superficie perfecta.


Sintió su lengua, esta se movió un par de veces tontamente como reconociendo su habitual lugar dentro de la boca, se movió otra vez lentamente y como en una reacción en cadena todos sus receptores se activaron; un sabor pesado y amargo la hizo despertar e instintivamente esto provocó que él tragara un poco de lo que tenía dentro de su boca. Era un sabor fuerte, rancio y aplastante, sin embargo no dudó en pasar con una notable dificultad otro trago de lo que tenía en su boca; era una sustancia casi líquida y con la asquerosa sensación de algo que debía estar caliente en algún momento, pero que el frío ha consumido lentamente.


Cerró los ojos un momento mientras su lengua trataba de descifrar lo que tenía en su boca, movió lentamente su lengua sobre cada una de las partes que podía alcanzar con ella dentro de su boca; entreabrió sus labios y acercó lentamente la punta de su lengua al suelo solo para encontrar que estaba a la misma temperatura y tenía el mismo sabor de lo que había tragado. No era posible que estuviera bebiéndose el piso así que olvidó esa absurda tesis y se concentro nuevamente en los datos que su lengua tenía... Nada, nada aparecía en su cabeza, pero extrañamente reconoció que era un sabor familiar que algunas veces habría probado y la única imagen que tuvo fue una escena de su niñez, sentado sobre una calle, con su boca lamiendo una de sus rodillas.


En medio de ese recuerdo sus pulmones se hincharon hasta el limite que se lo permitía aquella situación. Su naríz se había abierto por completo y acababa de aspirar todo el aire que podía. El olor era insoportable pero nada podía hacer para evitarlo, su naríz simplemente trataba de reconocer aquel lugar, cada segundo era un intento para darle forma al lugar en donde estaba. Sentía que se ahogaba a pesar de que cada vez era más conciente de que el aire entraba desbordado y con prisa por los orificios de su nariz.


El ambiente era húmedo, sentía un olor enfermizo y pesado, pero debía soportarlo para tratar de tener una imagen clara de lo que había allí. Cada segundo de aire pasando por su nariz le dieron a entender que estaba en medio de rocas, lo sabía, no había duda, tantos años coleccionándolas y tocándolas, escalándolas y descargando sus miedos y sueños contra ellas le habían enseñado sus carácterísticos y casi imperceptibles olores; pero un olor más fuerte lo invadía alrededor, un olor que le parecía familiar pero ausente.

Pensó que no soportaría más aquel olor y en un disparo eléctrico de su sistema nervioso su mano derecha se contrajo, como si fuera uno de esos extraños animales marino que a la menor actividad cerca suyo se cierra en un fulminate movimiento, cada uno de los dedos se contrajo sobre si mismo, clavando sus uñas sobre la palma de su mano con la fuerza que para ese momento tenía su mano. Pasaron algunos segundos de aquel violento acto hasta que sus dedos se cansaron y uno a uno retrocedieron sobre sus pasos, no sin antes perimitirle a él notar como cada uno de sus dedos arrastraba con pesadez el borde de sus uñas sobre el piso debajo de su mano.


Cuando sus dedos se detuvieron no entendía como el piso parecía moverse también bajo su mano. Levantó su mano un poco y posó lentamente las puntas de dos de sus dedos sobre el suelo; allí estaban su dedo medio y el anular, los mismos dedos que se perdían dentro de los agujeros de las rocas cuando colgaba su vida de ellos... Los empezó a arrastrar hasta su cara y notó como ellos podían abrir surcos sobre el suelo que estaba cerca a su cuerpo, cada vez los arrastraba con más fuerza y velocidad y los surcos que se abrían en el suelo desaparecían, no se fijaban por mucho tiempo. Llegaron sus dedos cerca a su cara y pasaron directo hasta su frente, hacia la parte su cabeza que más cerca estaba del suelo y en un reflejo casi natural hicieron fuerza contra su cráneo...


¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!... Su garganta descargó con toda la furia el dolor que produjo el contacto de sus dedos al meterse dentro del orificio en su cráneo. Allí estaba tirado, en medio de un océano de sangre que milimétricamente se expandía alejándose de él, dándole vida al bizarro “big bang” que había provocado la caída de su cuerpo en aquella grieta, el impacto había abierto una profunda herida en su cabeza por donde la sangre había brotado por varias horas inciertas para su inconciente estado. Allí se había detenido su violenta caída, aquel era el fondo y aquel ensordecedor grito daba cuenta de lo profundo del lugar poues por varios segundos escuchó el eco de su garganta. Sus oídos por fin se habían despertado...

1 comentario:

  1. Puede ser una imagen física, de lo que también podría suceder en tu mente, cuando caes brúscamente al darte cuenta de una realidad que no te gusta .... Y aunque lo esperes, no sabes cómo vas a recibir ese golpe y eso asusta ...

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