Siempre había tenido sus reservas con el fútbol y quizás hasta ahora en medio de los partidos de este Mundial africano había empezado a descubrir algunas de las condiciones que lo llevaron a guardar con prudencia sus manifestaciones de pasión desbordada por este deporte en su vida. Sabía gracias a Freud que los primeros cinco años de vida son los más importantes en la formación de un ser humano y al pensar en ello la primera imagen que se apareció en su cabeza ocurría a sus 5 años, era la bizarra escena de un negro cuarentón bailando el “waka waka” de la época con el banderín que demarcaba la esquina de la cancha, celebrándo el regalo que le había hecho segundos antes el portero de la Seleccion Colombia, personaje que añadía elementos contundentes a aquella primera imagen del fútbol en su niñez, pues siempre que mostraban al portero aquel estaba corriendo con los pelos al viento, en la mitad de la cancha, a 50mts de la portería que se suponía debía guardar, dándole toques al balón antes de emprender carrera digna de raponero de vuelta a su posición. Quizás de ahí surgió su gusto por África y su música y su adversión a jugar de portero.
Por otro lado, estaba su viejo y su afición por los deportes, por todos los deportes que se transmitieran en Colombia y que aquel pequeño radio azul de baterías permitiera seguir con la oreja pegada, además en los últimos años gracias a la televisión por cable y al tiempo libre que le permitía la jubilación, seguía más deportes y hablaba con firme autoridad sobre la Fórmula Uno, sobre La Premier League, sobre Roland Garros y como siempre del Tour de France y del Giro, eso si del único deporte del que sería fiel partícipe sería del Tejo, aunque por algunos años el viejo probó suerte en un Tejo más técnificado, Los Bolos, pero no duró mucho el entusiasmo. En cuanto al fútbol su viejo era hincha (la verdad durante toda su vida ha dudado de que su papá sea hincha de ese equipo) de Independiente Santafé, hecho que significaba que nunca en sus 25 años de vida había celebrado un campeonato del equipo de su viejo y tampoco su viejo nunca lo llevó al Estadio, cosa que hoy agradece sin reservas porque de lo contrario, muy posiblemente tendría tatuado en la espalda un pollo con camiseta azul o roja y un cuchillo en una mano.
Pero ahora llegaba a otra imagen que en medio del Mundial africano daba más vueltas en su cabeza, las mujeres y su relación con el fútbol y sabía que su planteamiento podría tomarse por machista quizás, más en pleno 2010 cuando todos rompen armarios y closets (por lo general esto sucede en casas y apartamentos de estratos 3 para arriba, pues en casas de estratos bajos raras veces hay closets), cuando todos hablan y opinan de todo con “i likes” y comillas y cuando las transmisiones del Mundial incluye notas sobre lo pegadas de las camisetas, el tipo de barba de los jugadores y cuando la mayoría de las chicas que postean resultados de partidos con corazones y emoticones no tienen ni idea de qué es un stopper o que significa marcación en zona.
A partir de estas vagas reflexiones y añadido a aquella visceral imagen del Mundial de 1990, también desde el fútbol y gracias a las mujeres había aprendido la relatividad y la ambigüedad de la vida, para su vieja solo habían y habrán dos equipos en el mundo “los de acá” y “los de allá”, denominación que provocaba y provocaría para toda su vida todo un infortunado agujero negro de explicaciones cuando en la cajita mágica se transmitía un partido internacional ajeno a los intereses de la Selección Colombia y su vieja preguntaba -¿ay casi hacen gol, quien va ganando?-. Sumado a esto, la primera imagen de su hermana con el fútbol demuestra su extraña clarividencia, miestras él en medio de sus 5 años miraba al negro Milla bailando con el banderín, ella “observaba” el partido desde la azotea de su casa, a más de 20 metros del televisor más cercano.
Pero él vivía tranquilo el Mundial de África (qué es como si hicieran un Mundial en Colombia y las sedes fueran Miami y Queens) cuando llegó un día de receso en los partidos de la mañana. Ese día solo se jugaría un partido a la tarde, donde jugaba Uruguay. La noche anterior pensó que dormiría completas las primeras horas de la mañana siguiente, no a intervalos como lo venía haciendo desde el comienzo del Mundial. Sin embargo a la mañana siguiente muy a las seis de la mañana se despertó, bueno lo despertó ella, estaba levantada desde hacia un largo rato, ya estaba bañada y sacudía su pelo verde mientras buscaba con desespero por la habitación.
-¿Has visto mis guayos? -le preguntó ella sin mirarlo-.
-¿Tus qué?, -respondió él mientras trataba de ordenar las ideas en su cabeza frente a aquella pregunta-. Pensó para si cómo era que ella estaba buscando sus guayos cuando él no había jugado fútbol hacía más de 3 años, no porque no le gustara, sino porque su tobillo ahora amaba las rocas, no los balones.
-¿Para donde vas luego? -le preguntó inocentemente con un tono burlón.
-Ay no seas tonto, yo te dije que hoy jugamos la semifinal del torneo con las niñas de Agronomía y después me voy con mis amigos a ver el partido de Uruguay -respondío secamente aún sin mirarlo y mientras cerraba su mochila con sus implementos deportivos.
Él se quedo un momento callado y aunque no estaba totalmente despierto no dudó en hablar...
-Espérame, yo quiero ir a ver jugar a “Cachabacha”-. Mientras se levantaba de la cama con lentos movimientos.
-¡Deja de ser idiota, si! Ya te he dicho que no te burles de la gente y Lucía no tiene la culpa de estar gorda. -Tomó su mochila, tiró la puerta con toda la furia y se fue sin esperarlo...
Ese día le tocó ver solo los goles de Diego “Cachabacha” Forlán.
ehhhh!! no se... está raro esto.
ResponderEliminarBah! me gustan algunas ideas que expones acá... pero lo siento un tanto enredado, aunque puede que enredar sea tu intención. Sin embargo sugiero timidamente, jaajja, que revises los dos primeros párrafos... sin timidez, creo que algunos puntos seguidos para separar ideas ayudarían un montón.
Ahhh y el Stopper es "la defensa de un equipo ocupada por un solo hombre" att. mr. google.... ajajajjja y cuando era más chica me gustaba Forlán, pero ahora lo veo muy narizón...jajaja Un abrazo y espero que sigas navegando por las letras ;-)
ahhh también me gusta lo del pelo verde... solo por el verde... y... asomate por la ventana psicodélica... tshüz!
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